martes, 11 de septiembre de 2007

Baquedano, el concurrido paradero de Transantiago

Esta es la verdad de la historia. Aunque parezca majadero repetirlo todo el tiempo, lamentablemente es la realidad.
Lo que debiera ser una tranquila jornada más de trabajo y estudio, por culpa de la incompetencia, irresponsabilidad y, quizás, mediocridad del sistema de transporte de Santiago -el famoso Transantiago-, se torna en una desgraciada experiencia que debe ser, inevitablemente, vivida a diario por todas las personas que necesitan imperiosamente volver a sus hogares.
Es el paradero de Baquedano. La gente que lo repleta vive en Quilicura, al norte de la capital, en una populosa comuna que día a día sigue aumentando su densidad. No existe otro mecanismo para llegar a casa. La población quilicurana, en su afán natural de querer regresar pronto a sus casas, llega al famoso terminal, espera su oportunidad para acceder a un bus, y cuando lo logra... Realmente parece una manada de bestias que luchan por una presa. No hay otra opción. Es el sino de quienes toman la 307 y la 307 e, un recorrido que está colapsado y que al parecer no encontrará solución, o al menos a corto plazo.

Es el día miércoles 5 de septiembre, son las seis de la tarde con doce minutos. Se inicia lo que se conoce como el horario punta, el siempre molesto horario punta. El señor Francisco Contreras arriba a Baquedano para cumplir con el ritual diario. Él debe tomar pronto un bus si es que quiere llegar rápidamente a su casa. Pasa raudo por los validadores bip, sabiendo que ahora se enfrentará a sus "rivales" de "la lucha por tomar la micro".

Cuando hace su ingreso al paradero, él ya lo sabe. Tiene que pelear por la 307. La gente no da otra alternativa. El paradero está atiborrado... De pronto se aproxima una 307e. La gente conoce el recorrido de esa micro. Sabe que es más rápida que la 307 normal -no se da tantas vueltas-. Son las seis con cuarenta minutos... Francisco Contreras ya lleva media hora esperándola. No puede dejar pasar esta oportunidad.

Lo logra. Francisco Contreras está a escazos metros de la pisadera del bus. Su éxito es inminente. Después de tanto rato de espera él será recompensado, pues viajará en la ansiada y apetecida 307e. Pero... ¿Logrará hacer la tarea completa?, ¿se irá sentado o tendrá que resignarse a viajar de pie? Lo más probable es que sea la segunda opción la que se cumpla. Es tanta la gente que hay ahí, que podemos erigir a aquellas que logran tomar un asiento como verdaderos afortunados. -Y realmente lo son-.


Finalmente la tarea está cumplida. Se acabo la jornada laboral . La gente en general y Francisco Contreras en particular, lograron triunfar en su misión. Él ya está arriba de la micro. Esta inicia su recorrido. Más allá de que el viaje será incomodo -y la gente lo sabe- la satisfacción por haber podido tomar un bus se siente, y se siente en el alma. Es un alivio, realmente, darse cuenta de que se está dentro de él.
Francisco Contreras ya vivió su experiencia en Baquedano. El bus se va... Y con él adentro, que es lo más importante.

1 comentario:

Gonzalo Maza dijo...

Julian
El trabajo está de acuerdo a lo que conversamos en clases. Es decir, está correcto. Sin embargo, lo ideal hubiera sido que nos contaras más de Francisco Contreras (quién es, en qué trabaja, por qué toma esa micro). Sin embargo, la idea de ilustrar tu historia con estas imágenes es correcta.
El profesor